Con el acceso a las redes sociales, hoy mas que nunca podemos escuchar a hombres y mujeres de todo el mundo predicando y esto ha traído consigo el poder escuchar a profetas que reclaman ser profetas de Dios, que tuvieron un sueño, una revelación y que la Iglesia debe prestar atención a sus revelaciones. Palabras como "Dios me dijo" y "Dios me mostro" se han convertido en el pan de cada día en los sermones que vemos en redes. Ante esta ola inmensa de profetas que aseguran hablar de parte de Dios nos asoma una pregunta ¿Cómo podemos distinguir a un falso profeta y cuáles son las características de los falsos profetas? Yo sé que muchos de mis lectores en algún punto de su vida han visto a uno de estos supuestos profetas de Dios y les ha surgido en la mente las dudas antes mencionadas. Como la Biblia ha sido y seguirá siendo la palabra profética más segura, los cristianos podemos acudir a ella sin ningún temor pues esta es lámpara a nuestros pies y como la Biblia es lámpara a nuestros pies recurriremos a ella para saber cómo desenmascarar a los falsos profetas de nuestros tiempos.
Un libro muy interesante en el Antiguo Testamento es el libro de Jeremías. Este libro me parece perfecto para nuestro tema y para desenmascarar a los falsos profetas de nuestro tiempo, pues Jeremías está situado en la historia en una época de juicio donde el pueblo de Dios se había apartado de los caminos del Señor. Jeremías como verdadero profeta de Dios tuvo que lidiar con los falsos profetas de su tiempo que contradecían lo que Dios verdaderamente estaba hablando y por eso tomamos de su libro las herramientas para desenmascarar a los falsos profetas de nuestros días.
Características de los falsos profetas
1.- Tienen liderazgo
Aunque esto no siempre se aplica, los falsos profetas pueden ser pastores o líderes prominentes y ellos suelen abusar de su puesto de poder para manipular a la gente. Es muy común que el falso profeta con un liderazgo impresionante y cautivador para las masas, use su autoridad para atrapar a los débiles. Jeremías conocía muy bien esto y Dios lo dejó claro en el siguiente pasaje:
¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. - Jeremías 23:1
2.- Atraen el juicio de Dios
Por el pecado de los falsos profetas y por mentir al pueblo de Dios llevándolos a pecar contra el, la tierra se lleno del juicio divino como lo describe el profeta Jeremías.
Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta. - Jeremías 23:10
El mensaje de estos es tan contrarío a la santidad que inducen a cientos a pecar contra Dios. Cuando veas a un hombre hablar del pecado como algo bueno frente a su audiencia y usando la gracia como excusa para pecar, sal huyendo de ese lugar porque el falso profeta y su audiencia que aprueba su mensaje, están bajo el juicio de Dios.
3.- viven en pecado
Los falsos profetas no sólo disfrutan hacer pecar a los demás sino que ellos también disfrutan el vivir en pecado.
Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová. -Jeremías 23:11
Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra. -Jeremías 23:14
4.- Profetizan prosperidad
Cuantos de nosotros no hemos visto en televisión o en redes sociales a predicadores que todo el tiempo hablan sobre prosperidad, sobre bendición y de todo en cuanto lujo y paz trae al ser humano. Sobran los ejemplos de conferencistas y profetas que se paran a decir bendición cuando Dios determina juicio, son cientos de sermones que encontramos actualmente donde el enfoque principal no es el evangelio ni el arrepentimiento de pecados sino la avaricia, el deseo de obtener más y donde la riqueza forma el centro de todo. Esto es una característica principal de los falsos profetas, bendicen donde Dios ha declarado juicio y declaran juicio donde Dios ha bendecido. En los tiempos de Jeremías también hacían algo parecido.
Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros. -Jeremías 23:17
5.- No son enviados por Dios
Ellos ministran, lideran por sus propias fuerzas, no por tener un llamado divino.
No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. -Jeremías 23:21
6.- No hablan palabra de Dios
Los falsos profetas no predican la sana doctrina; es más, se mofan de la doctrina bíblica e inventan doctrinas de hombres que les generen riquezas, mensajes que sean dulces a los oídos de los impíos.
Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras. -Jeremías 23:22
7.- Sus revelaciones son falsas
Las características que hemos mencionado hasta ahora, forman una cadena hasta llegar a este punto. Si hemos visto que el que se jacta de ser profeta de Dios y es un líder que vive en pecado, que solo profetiza prosperidad y que no predica la palabra de Dios de manera correcta y que tuerce las Escrituras a su favor, cualquier sueño que esté tenga, cualquier revelación o profecía que de podemos estar seguros que es falsa y que no viene de Dios.
Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? - Jeremías 23:25-26
Hay muchas más características de los falsos profetas en el capítulo 23 pero consideró que estas son las más importantes. Amados hermanos, aprendamos a discernir entre lo falso y lo verdadero, porque los tiempos en que vivimos son muy peligrosos y estos lobos vestidos de ovejas están engañando a miles porque ven a las personas como mercancía para ganar dinero y no con amor para predicarles la verdad.
Escrito por:
Madaín Figueroa
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