La doctrina fundamental - Madaín Figueroa

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Madaín Figueroa es Teólogo, cantante y predicador cristiano

lunes, 29 de julio de 2024

La doctrina fundamental

 


Estamos viviendo tiempos terribles, tiempos de apostasía donde en los púlpitos se predica cualquier viento doctrinal y donde las sagradas escrituras han pasado a segundo término. La cultura del espectáculo y el entretenimiento ha venido a sustituir a la sana doctrina dentro de muchos templos cristianos. Es en este punto donde tenemos que regresar a la sana doctrina y volver a predicar y enseñar esas doctrinas fundamentales que la Iglesia ha olvidado.

La predicación de la sana doctrina no es un tema secundario, así que por medio de este breve estudio veremos la necesidad de retomar el camino y volver a predicar la sana doctrina dentro de nuestras iglesias.

1.- Como ministros de Dios Fuimos llamados a predicar la sana doctrina

"Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina". (Tito 2:1)

A) hay una orden específica en el versículo antes citado. Tito 2:1 deja claro que la predicación de la sana doctrina no es una opción para los ministros de Dios. La razón es sencilla, ya que los versículos siguientes dan a entender que el crecimiento de los creyentes está vinculado a la predicación de la sana doctrina, por lo cual es sumamente vital que los ministros de Dios lo hagan.

B) Vemos también dentro del versículo que hay dos palabras interesantes y de suma importancia. La primera es sana que significa saludable y que a su vez, aparece 5 veces en la carta de Tito. La segunda es Doctrina, que proviene del griego didaskalia que significa instrucción o enseñanza. Al unir las dos palabras nos damos cuenta que la enseñanza dentro de la iglesia debe ser saludable la cual producirá crecimiento y bienestar espiritual para los creyentes.

En palabras simples Pablo está diciendo que la Sana Doctrina produce bienestar y crecimiento en los cristianos. Entonces, si leemos todo el capítulo 2 vemos que hay sana doctrina para los ancianos, para las ancianas, para los jóvenes, hay sana doctrina para toda la iglesia. Los ministros de Dios deben dar sana enseñanza para toda la iglesia.

2.- La sana doctrina produce Santidad en los creyentes

"Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo". (Tito 2:12-13).

3.- ¿Entonces qué enseñanza es verdadera sana doctrina?

Al llegar a este punto hemos entendido que los ministros de Dios no tienen otra opción más que predicar la sana doctrina pero a este punto alguien se estará preguntando ¿Qué enseñanzas constituyen la sana doctrina?


Las sagradas escrituras contienen muchas enseñanzas y una publicación en este blog no sería suficiente para hablar de todas, por eso escogí un capítulo en particular que puede servirnos de guía para conocer qué es la sana doctrina.

Le invito a que por un momento deje de leer mi publicación y lea 1 Corintios 15 y subraye las doctrinas que pueda encontrar en este capítulo. Al terminar regrese a esta página para continuar con la lectura.


Ahora que ha leído el capítulo 15 de 1 de corintios ¿Qué doctrinas encontraste en este capítulo?

Yo sé que son varias pero quisiera señalarte las principales:

1.- Cristo murió por nuestros pecados (1 Cor 15:3).

2.- Cristo fue sepultado y resucitó al tercer día (1Cor 15:4).

3.- La resurrección de los muertos (1 Cor 15: 12-22)

4.- La segunda venida de Cristo (1 Cor 15:23)

Sin duda alguna podemos decir que la sana doctrina es toda enseñanza que proviene de Dios y glorifica a Dios.


4.- Fuimos llamados a defender la sana doctrina

"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos". (Judas 1:3)


No solamente la predicación de la sana doctrina es una obligación para los hijos de Dios, también el defenderla. Tal y como dice la carta de Judas, tenemos que contender ardientemente por esta fe que hemos recibido.


Escrito por Madaín Figueroa

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