Nos encontramos ante tiempos peligrosos donde falsos maestros y falsos profetas se han levantado a negar la inspiración divina de las Sagradas Escrituras. Ante este ataque descarado del reino de las tinieblas, los hijos de Dios tenemos que permanecer firmes y anclados a la verdad del Evangelio.
El día de hoy estaremos hablando acerca de la Inspiración de las Escrituras y la necesidad de seguir creyendo que la Biblia es la palabra de Dios.
1.- La Biblia reclama ser la inspiración de Dios
La Biblia tiene una advertencia para todos sus lectores. Este libro reclama una y otra vez ser la palabra de Dios. Veamos que dice el Apóstol Pablo en su carta a Timoteo
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". (2 Tim 3:16-17).
La biblia declara ser la inspiración divina pero ¿Qué significa que la Biblia es inspirada? La palabra inspiración se refiere a aquella acción directa de Dios sobre el autor humano que genera la creación de una revelación perfectamente escrita. Cuando hablamos de inspiración, no nos referimos a que Dios dictó literalmente todo lo que está escrito en la Biblia, aunque en algunas ocasiones, si ocurrió de esta forma como en el caso de Moisés en Éxodo 34:27, en el resto del canon bíblico la inspiración divina venía por medio de acontecimientos especiales como en el caso de David y los salmos 32 y 51. En otras palabras, Dios estaba guiando el proceso de su propia inspiración, usando a mas de 40 autores humanos para escribir la revelación de la verdad.
2.- La Biblia reclama ser la palabra de Dios
Hay una frase que los profetas del antiguo testamento declaraban una y otra vez. Cada vez que ellos profetizaban, se escuchaba de sus labios "Vino a mi palabra de Jehová diciendo" (Ezequiel 24:1, Jeremías 1:11, Zacarías 6:9) una declaración que era como un sello que garantizaba que lo que venia a continuación, no era simple palabrería sino que venia de Dios mismo. La profecía en la Biblia no era un invento humano, mas bien Dios era la fuente de inspiración de los profetas, así lo declaran las escrituras:
"Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo". (2 Pedro 1:20-21).
Los profetas del antiguo testamento sabían que hablar en nombre Dios era algo muy delicado, el ser un falso profeta merecía la muerte. Esto es un gran reto para la Iglesia de hoy de no predicar nunca palabra que Jehová no ha hablado.
"El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá". (Deuteronomio 18:20).
Otros medios que Dios utilizo en la antigüedad para traer su palabra al hombre fue mediante visiones como en Genesis 15:1-4.
3.- La biblia reclama ser la verdad
El lector debe acercarse confiadamente a las sagradas escrituras, ya que estas son verdad y no hay engaño en ellas.
"Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; Vivifícame conforme a tu misericordia. La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia". (Salmo 119:159-160).
4.- hay juicio para los que alteran la verdad
Finalmente debemos de entender que la palabra de Dios es un tema tan delicado que hay sentencia y juicio para aquel que tergiverse la verdad. Aquel que añade y aquel que quita a la verdad, experimentara el juicio de Dios.
"Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro". (Apocalipsis 22:18-19).
Como hemos visto, la Biblia es la palabra de Dios, esto significa que podemos acercarnos a ella confiadamente, sabiendo que cada palabra escrita en la Biblia son cartas de amor para su Iglesia, y sentencias de muerte para aquel que rechace su verdad.
Escrito por Madaín Figueroa.
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